La juventud ambia, evoluciona. Me repito esta máxima constantemente, no vaya a ser que se olvide. Vivimos en un mundo sujeto a cambios permanentes: varian las ideas, se transforman los comportamientos, las costumbres cambian, las estructuras socioeconómicas se reforman y la tecnología no nos da tiempo a sbreponernos de la última sorpresa, y ya nos sacude con otra novedad revolucionaria. Las condiciones de vida del género humano no cesan de variar. La juventud evidentemente, no puede mantenerse al margen de esas continuas variaciones.
El mundo de la juventud está cargado de tópicos seculares a los que no puedes mantenerte ajeno.
Es cierto que nuestro entorno social ha traido nuevas circunstancias, pero creo que solo sn nuevas formas de presentarse problemas ya clásicos. El indvidualismo no es un problema nuevo, ni la competitividad. Si hay algo realmente nuevo es la sociedad de la información y de la comunicación, y esta no crea verdaderos problemas, sino que nos abre una ventana inmensa para ensanchar nuestros horizontes.
¿ Pero como es la juventud que participa en los Campamentos?
Una de las aportaciones de la sociedad postmoderna ha sido la industrialización del tiempo libre. Ese espacio que puede convertirse en puro ocio y en un negocio terriblemente lucrativo es también el marco de lo que la UNESCO llama educación no formal.
Los años ochenta aportaron la mercantilizción de ese espacio. Se crearon muchas empresas algunas serias y competitivas, con ideas frescas y objetivos realmente edcativos, pero la mayoría tan solo pretendían ocupar el tiempo con actividades de las que muchas veces no se desprendía ningún contenido formativo pero si beneficios sustanciosos.
A mi entender, si abordams las distintas formas de asumir la oganización y programación de un campamento, llegariamos a la conclusión de que existen en la actualidad tres modelos básicos de campamento que conviven en el ámbito del tiempo libre juvenil, y los podríamos definir como:
Campamento comercial, Campamento abierto y Campamento como objetivo final.
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