Vivimos inmersos en una cultura que se sostiene gracias a un modelo social llamado paradigma de la sociedad industrial, que, si bien parte de la subordinación de la naturaleza del hombre, afirma que los males causados en el entorno deberían ser asumidos por quien los provoca.
A pesar de esto, la progresiva falta de recursos y el aumento de la contaminación, pone de manifiesto una problemática ambiental, que terminará afectando a todos por igual. La destrucción de la biosfera exige una respuesta educativa, que se centre en la formación de una ciudadanía capaz de luchar por un futuro sostenible, y que sean conscientes de la necesidad de una reformulación socio-ecológica, con nuevos valores éticos, culturales y económicos.
El nuevo paradigma para hacer frente al desarrollo racional de los pueblos, en el sí de un marco compatible con los bienes naturales del planeta, es el que conocemos como paradigma de la sostenibilidad o paradigma del desarrollo sostenible., considerado como la gestión de los recursos del planeta de manera que satisfagan las necesidades del presente sin comprometerse los elementos vitales para las generaciones futuras. Para posibilitar esta sostenibilidad, habrá que regular el consumo de los recursos disponibles. En otras palabras, sólo puede asumirse a partir de la eficiencia energética, el reciclaje, y el uso de las nuevas tecnologías en la generación de energía ( energías renovables).
Conseguir una sociedad sostenible exige la educación de las personas en el ámbito medioambiental, con el objetivo de hacerlas conscientes del problema ecológico, y potenciar la participación activa. La percepción de los problemas ambientales es el primer paso para poder diseñar soluciones adecuadas. La educación por tanto, tiene que aportar los conocimientos y los valores que permitirán que nuestra sociedad supere el actual desajuste ambiental.
No es cuestión de potenciar ideas místicas del estilo " hay que salvar el planeta" o " hay que retornar a la naturaleza para vivir de forma más saludable". Se trata más bien de potenciar la observación del entorno para descubrir de que manera nuestros comportamientos actuales afectan a la ecología. En este sentido, el hecho de medir científicamente determinados parámetros ambientales, como el grado de contaminación del agua. el aire, el suelo, la pérdida de especies biológicas, etc. es una forma de visualizar el impacto que causa nuestro estilo de vida y la base para corregirlo. Así pues, promover la responsabilidad implica examinar nuestras actividades diarias en casa, en el colegio, en la asociación educativa, en el pueblo o en el barrio.
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