En muchos países los niños se contemplan como una fuente de trabajo y seguridad para los mayores, ya que no hay o apenas existen sistemas de seguridad social para colaborar en la ayuda al desempleo o pensiones. En tales países estos factores tienen mayor peso que el relativamente bajo coste de tener hijos y, por tanto, la gente tiende a tener familias numerosas. En otros países, los factores económicos y la autorrealización que las mujeres obtienen del trabajo en la corriente principal de la sociedad, se traducen en que un número menor de mujeres quieren tener tiempo libre o dejar el trabajo para tener familias numerosas. Esto ha contribuido a un bajo o incluso un negativo índice de crecimiento en algunos países desarrollados. Además, algunos países como Alemania o Hungría, están experimentando un aumento en la edad de su población. La consecuencia de esto será una carga más para la capacidad de las actuales y futuras fuerzas laborables para producir, servir y mantener a los ancianos, minusválidos y parados.
PROBLEMAS DE ATENCIÓN MÉDICA.-
Tradicionalmente, muchos países han tenido un acceso limitado a unas instalaciones de atención sanitaria adecuada, lo que ha dado como resultado un alto índice de mortalidad infantil y una baja esperanza de vida. Además, la emigración ha causado la reaparición de ciertas enfermedades que ya habián sido erradicadas en el país anfitrión.
Las mejoras de las condiciones de la vivienda y la sanidad en todo el mundo ha llevado a un descenso en el índice de mortalidad, especialmente entre los recién nacidos, los más jóvenes y también los grupos de población más debiles y ancianos.
Sin embargo, el descenso de la mortalidad no ha venido acompañado de un descenso de los nacimientos.
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