Con pocas excepciones, por otra parte, la educación no obedece, en la actualidad, a las mismas lógicas competitivas y autoritarias, al menos en la mayoría de los centros públicos.Pero los profesionales de la enseñanza lo tienen muy difícil para contrarrestar, con escasos medios, el alud de influencias que, desde los ámbitos con mayor capacidad de poder, se ejercen sobre sus alumnos.
Sin embargo, en el espíritu de la participación directa de jóvenes asociados, nadie debe de confundir su rol con el de ninguna figura del mundo publicitario agresivo-aunque se dirija fundamentalmente a un público joven, ni de la autoridad familiar, ni del liderazgo grupal o de clan. Pero sí, sin tapujos, con el de quienes, en lugar de imponer, sugieren, incentivan y arriesgan. Por ello, se asocian y participan. Y lo hacen porque quieren, porque son más felices así, aunque no ganen dinero a cambio, aunque no se vean obligados a ello por lazos de sangre alguno, aunque no sean los líderes naturales de ningún grupo de sociabilidad preestablecido. La juventud- todos los seres humanos- pueden aprender mucho de este modelo de comportamiento, si está suficientemente claro. Y a nadie debe de darle vergüenza hablar de él. Al contrario.
La democracia, la solidaridad, la integración de las personas que puedan presentar cualquier signo extremo de diferenciación respecto a las características mayoritarias, el placer del aprendizaje, el riesgo de los nuevos horizontes por descubrir, el interés por la cultura, el disfrute personal y de la vida en grupo ante una tarea compartida y voluntaria, son mucho más fáciles y aptos para ser desarrollados y vividos en el medio asociativo. Se corresponden con un tiempo más motivador y realmente más inmersos en la conciencia de la juventud, porque no está vinculado a ningún modelo formal. Se pueden, por tanto, transmitir con mayor eficacia algunos de los valores.
La buena salud de la comunidad es indisociable del comportamiento democrático, las herramientas de la persuasión y de la complicidad, que no de la imposición autoritaria, por medio del diálogo, de la imaginación y del riesgo- más intelectual que físico, evidentemente- se convierten en colaboración y aprendizaje compartido, como en cualquier otro proceso formativo que lo sea de verdad.
( Fuente Informativa.- Revista de Juventud. Nº.72). ( Continuara...)
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